Thursday, September 20, 2007

in the cage (personal sights)







Wednesday, September 19, 2007

18 Irlandés (sic)

No, no habían ramas ni empanadas: simplemente las ganas de conversar relajadamente en un lugar en que no te molestaran borrachos... bueno, ebrios desconocidos al menos. Y eso fue nuestro 17. Las fotos no están ordenadas cronológicamente, así que poner atención a lo rubicundo de los rostros.

Ok, Jack se toma con andina las ganas de Joanna de practicar una canción con leones y selva para enseñarles el ABC a sus niños. Bueno, eso o las piscolas estaban buenas.

Como se ve, tomamos pura bebida... Bajo la luz de las velas, luchamos por la unión de las razas, credos y naciones bajo una consigna: raising the elbow.

Noelia: ¡De qué diablos están hablando estos tipos?
Lizette: Ríamos y mantengamos la prestancia...


¿La Ultima Cena? Naaaaa... Demasiado profano el asunto. Ade+, la presencia de una multinacional (Coca Cola) le resta credibilidad al asunto.



Tim, que quiere cambiar el mundo y Andrés, que escucha paciente.

La gran Margaret


La Pareja del Año... ¿O la Pareja Dispareja? Mande un mensaje de texto con opción A u opción B y gánese... Bueno, es reunión de profesores, así que nada.


P: Bueno, Tim, Y así somos los Chilenos.
T: Oh, my God!!!!!!!!!!!!!!!

Salud por la tierra en que quieren tanto al forastero... cuando es rubio y anglosaxon.
(We love you, Joanna!!!!). Se me sale el inner mapuche.

El rincón cultural: Sí, Janett, Usnavy ha sido registrado como nombre y más de algún día tendrás de alumna a una Usni. Son los tiempos. Con tal que no nos toque un "bkn" o un ";)".

Friday, September 14, 2007

De qué hablamos...


Hoy no pude ir a un asado de celebración del 18 porque decidí (podrá aplicarse este verbo a una serie de circunstancias que te llevan a hacer algo?) quedarme con un amigo conversando de verdad. Acompañados de cigarrillos y café conversamos de la vida, de los padres, de los muertos y los vivos. Fue de esas conversaciones en que el tiempo no existe y en que el ser es llevado, arrebatado a otro plano, más humano y real en que las palabras recuperan ese valor perdido por la cursilería y el lugar común. Fue bonito y, aunque las caras de mis compañeros de trabajo me rodeaban como Cóndores a huemul moribundo (nótese la alusión nacional-carroñera), sabía que mi momento era ahí y entonces.
¿Qué pasa cuando sabes que estás viviendo un gran momento en el momento que lo vives? ¿Lo disfrutas más? ¿Te pones nervioso?
Me imagino que es como tomar un café rico. Lo sabes porque tu lengua te lo dice al tiro. Pero, hay veces que es tan intensional el disfrute, que se acaba la espontaneidad y al momento lo genial del mismo.
Después de la conversa, vagué por las calles del puerto por un rato. Lleno de gente, de la fauna de Valpo. Me metí en un par de librerías de viejo (Santuario! Santuario!) y de allí a la casa, con un cansansio eterno en los huesos. No se puede dormir en la micro cuando uno está lleno de la cabeza y vacío en el estómago.

Ps. Me estoy repitiendo esta noche Nueovo Cinema Pardiso. Pucha que linda película, ya no las hacen así.

Sunday, September 09, 2007

Virginia y los momentos de ser (y no ser)


Virginia Woolf escribió en Sketch of the Past:

"Every day includes more non-being than being. Yesterday for example . . . has it happened a good day; above the average in ‘being.’ It [the weather] was the fine; I enjoyed writing these first pages; . . . I walked over Mount Misery and along the river; and save that the tide was out, the country, which I notice very closely always, was coloured and shaded as I like—there were the willows, I remember, all plumy and soft green and purple against the blue. I also read Chaucer with pleasure; and began a book—the memoirs of Madame de la Fayette—which interested me. These separate moments of being were however embedded in many more moments of non-being. I have already forgotten what Leonard and I talked about at lunch; and at tea; although it was a good day the goodness was embedded in a kind of nondescript cotton. . . . The real novelist can somehow convey both sorts of being. I think Jane Austen can, and Trollope; perhaps Thackeray and Dickens and Tolstoy. I have never been able to do both."

Me parece a veces que los momentos de non-being ahogan a los pocos de being que aún ocurren una vez a las quinientas. Mi vida en particular está llena de los primeros y con muy poca conciencia (gracias memoria televisiva) de los segundos. Quiero pensar que la literatura, y el arte en general, quieren despertarnos de este nocivo letargo en que estamos, pero la verdad es que el sueñito es mucho más cómodo, el cabecear es menos exigente que usar la cabeza, y todos tenemos (especialmente en mi Chile querido) una tendencia a la flojera que nos lleva a un esfuerzo primario y único (por ejemplo, el vuelito para meter la cabeza en la tierra) que uno sostenido en el tiempo.

Virginia vivía cuestionando, haciendo preguntas de lo más raras a sus sobrino e invitados. ¿Qué te despertó? ¿Cómo fue? Si te despertó el sol de la mañana, cómo era. Seguramente también era inevitable, me imagino, preguntarles por el desayuno, por la servidumbre, por cómo vieron todos esos eventos. Se entiende, cada detalle nimio debe haber sido, ante sus ojos, un milagro al que tenía acceso cada vez menos frecuentemente y que solo podía revitalizar (e inmortalizar) a través de la vicariedad de la escritura.

Buscaba unir estos dos extremos descosidos, una fisura que obviamente deja intesticios y cuyos bordes se miran mutuamente.

Pienso en Virginia y siento que su genio me inunda, me ahoga, me urge hacia una vida de intensidada que no sé si lograré alcanzar algún día, pero que sin duda puedo atisbar gracias a que una mujer quiso alguna vez organizar una fiesta y tenía que salir a comprar flores.

Saturday, September 01, 2007

La Belleza de lo Simple

Viéndome en la obligación de estudiar a tipos como Neruda y Borges, he aprendido a admirarlos (sí, muy a pesar mío, el vate chileno tiene cosas muy buenas... las con menos mermelada, claro), pero ello no implica que los sienta cercanos. Bueno, a Borges sí ya que la nada y los laberintos se configuran desde temprano en la mañana y los he sentido en los huesos toda la vida.
El asunto es que la grandilocuencia siempre me ha apartado de la escritura de mucha gente. Relatos épicos los puedo disfrutar y admirar hasta el hartazgo, pero una vez llevado a elegir mis favoritos, el relato íntimo, de las cosas sencillas son los que ganan en mi lista. Y es que mi vida es sencilla, poco llamativa, en que lo simple adquiere un valor subacuático masivo en que solo se ve (para quien va de pasada y solo mira) la puntita del iceberg.

Convivimos cada día con milagros secretos, ocultos, agazapados en una intimidad que en sí misma es un prodigio. No quiero enumerar una serie de nimiedades machacadas hasta el hartazgo por las tarjetas y los forwards cursis como la sonrisa de un niño o el amor de una madre o la verdadera amistad, pero sí asegurar que en cada cosa está presente la nada y la batalla contra la misma y que solo es la mirada (no la que busca dominar y tan agazajada por los discursitos sobre el poder) la que decide la victoria de uno u otro.

tal vez descubrir estos momentos y perpetuarlos en algún tipo de registro que logre traspasar a la imperecibilidad de un registro lo visto y sentido sea una de las funciones del tan llamado arte. Andrés, mi discreto amigo, preguntaba el otro día si la vida podía ser arte, la respuesta es sí, pero vida que permanece a través de algún tipo de artificio, algún tipo de violencia sobre la naturaleza, sobre la pasajera existencia humana.