Friday, December 26, 2008

Chevaliers du sangreal

Me gustan momentos de películas en que hay una revelación, algo así como un Satori (espero estar utilizando el término correctamente). Lo que Joyce llamó epifanía. Momentos en que la vida, aunque sea por un mínimo instante, se arma ante nuestros ojos y la vemos no como una indescifrable insoportabilidad, sino que en su belleza perfecta. Dentro de estos momentos, uno de los que encuentro notables está en una película no tan buena (pero con sus momentos) que es "Da Vinci Code".

very funny video: House playing Shakie

Tuesday, December 23, 2008

ventanas


Juan XXIII haunts

El cambio se nota. Hay más arrugas y más guata, pero las esencias son ridículamente las mismas. Los rostros ríen (tendrá alguno de ellos conciencia que me voy a fijar en la foto y trata de mostrara el máxmo de dientes para que no los trate mal?) y trato de pensar que son felices. Los miro nuevamente y me doy cuenta que sí, que lo son. Los quiero entrañablemente por ello. Ellos son mi pasado, son mi formación, son mi primera ventana (la más válida) al mundo y al futuro. Gracias a ellos aprendí a ser un poco menos ermitaño y con ellos aprendí la violenta opresión del "caer bien". Si el querer es un acto de fe (un leap of faith), ésta es la prueba patente. Rostros sonríen ante la camara, estoy contento, pero realmente sé hacia quiénes dirijo el lente y a quiénes disparo? Sin duda, no los niños de 17 del decenio pasado. Sin embargo, si yo he cambiado tanto y tan poco...

Fin de siecle 2008


Ponerse frente al abismo. Ponerse frente al infinito. Mirar al sol de frente desde la cabina de la nave.Las fiestas de fin de año (que se han vuelto particularmente opresivas este año) nos obligan a momentos que naturalmente se dan con esparcimiento que permite al organismo recuperarse. Pero no ahora, cuando en cada esquina aparece el tipo de rojo (el sin cachos) o la modelo famosa de turno para recordarte la poca plata que tienes o la cara de leve desilusión que pondrán tus conocidos cuando llegues a verlos con las manos vacías.


Por lo mismo, opto por el vacío y el silencio que permite que las notas de una cuerda tensada siglos atrás llegue. Siento el amor sin palabras de unos pocos que saben que los días en rojo son solo un cambio de tinta. Y opto, claro, por la sencillez de un viejo pesebre que recibe a una joven pareja para que cristalizen el milagro de la vida con una transcendencia nunca antes vista.
Nada de Merry Christmas con codazos en el mall.
Abrazos y besos.
Piel.
Una mirada intensa y eterna con quienes amas.
Y ya, se te armó solito el milagro de la navidad.