Friday, September 14, 2007

De qué hablamos...


Hoy no pude ir a un asado de celebración del 18 porque decidí (podrá aplicarse este verbo a una serie de circunstancias que te llevan a hacer algo?) quedarme con un amigo conversando de verdad. Acompañados de cigarrillos y café conversamos de la vida, de los padres, de los muertos y los vivos. Fue de esas conversaciones en que el tiempo no existe y en que el ser es llevado, arrebatado a otro plano, más humano y real en que las palabras recuperan ese valor perdido por la cursilería y el lugar común. Fue bonito y, aunque las caras de mis compañeros de trabajo me rodeaban como Cóndores a huemul moribundo (nótese la alusión nacional-carroñera), sabía que mi momento era ahí y entonces.
¿Qué pasa cuando sabes que estás viviendo un gran momento en el momento que lo vives? ¿Lo disfrutas más? ¿Te pones nervioso?
Me imagino que es como tomar un café rico. Lo sabes porque tu lengua te lo dice al tiro. Pero, hay veces que es tan intensional el disfrute, que se acaba la espontaneidad y al momento lo genial del mismo.
Después de la conversa, vagué por las calles del puerto por un rato. Lleno de gente, de la fauna de Valpo. Me metí en un par de librerías de viejo (Santuario! Santuario!) y de allí a la casa, con un cansansio eterno en los huesos. No se puede dormir en la micro cuando uno está lleno de la cabeza y vacío en el estómago.

Ps. Me estoy repitiendo esta noche Nueovo Cinema Pardiso. Pucha que linda película, ya no las hacen así.

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