Thursday, September 20, 2007
Wednesday, September 19, 2007
18 Irlandés (sic)
Ok, Jack se toma con andina las ganas de Joanna de practicar una canción con leones y selva para enseñarles el ABC a sus niños. Bueno, eso o las piscolas estaban buenas.
Friday, September 14, 2007
De qué hablamos...
¿Qué pasa cuando sabes que estás viviendo un gran momento en el momento que lo vives? ¿Lo disfrutas más? ¿Te pones nervioso?
Me imagino que es como tomar un café rico. Lo sabes porque tu lengua te lo dice al tiro. Pero, hay veces que es tan intensional el disfrute, que se acaba la espontaneidad y al momento lo genial del mismo.
Después de la conversa, vagué por las calles del puerto por un rato. Lleno de gente, de la fauna de Valpo. Me metí en un par de librerías de viejo (Santuario! Santuario!) y de allí a la casa, con un cansansio eterno en los huesos. No se puede dormir en la micro cuando uno está lleno de la cabeza y vacío en el estómago.
Ps. Me estoy repitiendo esta noche Nueovo Cinema Pardiso. Pucha que linda película, ya no las hacen así.
Sunday, September 09, 2007
Virginia y los momentos de ser (y no ser)
Me parece a veces que los momentos de non-being ahogan a los pocos de being que aún ocurren una vez a las quinientas. Mi vida en particular está llena de los primeros y con muy poca conciencia (gracias memoria televisiva) de los segundos. Quiero pensar que la literatura, y el arte en general, quieren despertarnos de este nocivo letargo en que estamos, pero la verdad es que el sueñito es mucho más cómodo, el cabecear es menos exigente que usar la cabeza, y todos tenemos (especialmente en mi Chile querido) una tendencia a la flojera que nos lleva a un esfuerzo primario y único (por ejemplo, el vuelito para meter la cabeza en la tierra) que uno sostenido en el tiempo.
Virginia vivía cuestionando, haciendo preguntas de lo más raras a sus sobrino e invitados. ¿Qué te despertó? ¿Cómo fue? Si te despertó el sol de la mañana, cómo era. Seguramente también era inevitable, me imagino, preguntarles por el desayuno, por la servidumbre, por cómo vieron todos esos eventos. Se entiende, cada detalle nimio debe haber sido, ante sus ojos, un milagro al que tenía acceso cada vez menos frecuentemente y que solo podía revitalizar (e inmortalizar) a través de la vicariedad de la escritura.
Buscaba unir estos dos extremos descosidos, una fisura que obviamente deja intesticios y cuyos bordes se miran mutuamente.
Pienso en Virginia y siento que su genio me inunda, me ahoga, me urge hacia una vida de intensidada que no sé si lograré alcanzar algún día, pero que sin duda puedo atisbar gracias a que una mujer quiso alguna vez organizar una fiesta y tenía que salir a comprar flores.
Saturday, September 01, 2007
La Belleza de lo Simple
El asunto es que la grandilocuencia siempre me ha apartado de la escritura de mucha gente. Relatos épicos los puedo disfrutar y admirar hasta el hartazgo, pero una vez llevado a elegir mis favoritos, el relato íntimo, de las cosas sencillas son los que ganan en mi lista. Y es que mi vida es sencilla, poco llamativa, en que lo simple adquiere un valor subacuático masivo en que solo se ve (para quien va de pasada y solo mira) la puntita del iceberg.
Convivimos cada día con milagros secretos, ocultos, agazapados en una intimidad que en sí misma es un prodigio. No quiero enumerar una serie de nimiedades machacadas hasta el hartazgo por las tarjetas y los forwards cursis como la sonrisa de un niño o el amor de una madre o la verdadera amistad, pero sí asegurar que en cada cosa está presente la nada y la batalla contra la misma y que solo es la mirada (no la que busca dominar y tan agazajada por los discursitos sobre el poder) la que decide la victoria de uno u otro.