Great Expectations
Es muy extraño. La verdad es que la mayoría de la gente alrededor mío siempre sale con alo que me sorprende. Ya sea un gesto, una frase, una característica que no le conocía, mis amigos, alumnos y demases se las ingenian para renovar mi asombro. Sin embargo, pienso que la relación de los demás hacia mí es muy diferente, casi contraria. Sospecho una serie de proyección en que toda la gente a mi alrededor (y este es mi yo paranoico que habla) tiene esta imagen enrropada de misterio y grandes secretos que rodean a Pablo V. Debe tener este o aquel proyecto que algún día lo va a catapultar de ser uno más a transformarse en e gran gestor o creador de opinion (para no decir creador a secas). La verdad que hay gente que ha descubierto que detrás de lo que ven no hay mucho más, y sospecho que muchas distancias han partido, mucha de esa gente la que ha paulatinamente dejado de ser amigo-a porque su imagen mental de lo que yo era nunca se cumplió y se aburrieron de esperar el cumplimiento de la eterna promesa, de ese work in progress que nunca se concretó en algo más.
¿Por qué nos hacemos expectativas? Es como lo que decía Kundera sobre los regalos, que uno da cosas que le gustan a uno, no al recipiente. Así mismo, uno hace amigos con gente que en cierta manera generan una proyección, que nos hacen sentir parte de una colectividad o de una tribu. Nos acercamos a ellos porque queremos acercar el yo verdadero al que forjamos como escudo protector, que es nuestro yo idealizado.
Una amiga una vez me dijo que la amistad siempre era egoista. La frasesita me deslumbró y la tomé como caballito de batalla. Hoy, siempre pienso en ella, frase y amiga, y pienso que hay egoísmos más aceptables que otros. Acercarse a alguien porque me siento solo es bastante más aceptable que codearse con fulano para sentirme más inteligente o parte de un grupo social.
¿Por qué nos hacemos expectativas? Es como lo que decía Kundera sobre los regalos, que uno da cosas que le gustan a uno, no al recipiente. Así mismo, uno hace amigos con gente que en cierta manera generan una proyección, que nos hacen sentir parte de una colectividad o de una tribu. Nos acercamos a ellos porque queremos acercar el yo verdadero al que forjamos como escudo protector, que es nuestro yo idealizado.
Una amiga una vez me dijo que la amistad siempre era egoista. La frasesita me deslumbró y la tomé como caballito de batalla. Hoy, siempre pienso en ella, frase y amiga, y pienso que hay egoísmos más aceptables que otros. Acercarse a alguien porque me siento solo es bastante más aceptable que codearse con fulano para sentirme más inteligente o parte de un grupo social.