Ando, con el poco tiempo que me dejan las carreras entre el pueblo y la ciudad (y el cansancio producido por ellas), con un par de ideas dándome vueltas.
Primero, una que pienso desechar rápidamente o incorporar como detalle en un relato es el hecho de estar encerrado en el baño y sentir la presencia de un gran insecto (que el personaje sospechará es una hormiga de su mismo tamaño): obviamente que el tono kafkiano de la idea le quita mucha originalidad a la cosa, pero lo que la salva, pienso, es el hecho que la hormiga remite a una idea de clase laboral a la que el personaje teme pertenecer (idea tb obvia) y de la que quiere huir porque siente que lo puede devorar. Lo ideal es que la situación pase en la mañana, cuando el personaje va a irse a trabajar y que esté solo en su depto.
La segunda idea está basada en la Zona Muerta (con la que tb pololea "The Butterfly Effect" sin ir más allá de la peripecia) y que es el hecho de cambiar las cosas como predestinación. Al igual que el Johnny Smith de la novela de King y la película de Cronenberg, un tipo tiene la habilidad de ver y cambiar el futuro. El asunto es que en su fuero interno, nuestro personaje sabe que su poder debería ser usado sólo para alterar las pequeñas historias y no la grande, la de los libros. Sin embargo, siempre está al límite ya que los pequeños son parte de las masas que hacen suceder el cambio mayor. Nuestro personaje ¿se paralizaría ante tal abismo? ¿Se atrevería a cambiar hechos que sabe serán históricos? Con tanta documentación, sabe que para ser invisible (requisito indispensable) hay que crear una red de influencias que tarde o temprano será un poder en las sombras. Será un ser poderoso que encarnará lo peor del ser humano. Será el fin de todo... a menos que haya una epifanía salvadora.
