Any doubts I like books?

El hombre del lente en la fotografía, mi hermano y terapista personal a la mala, me dice que los libros son una forma que tengo de alejar al mundo y contactarme con el mismo. En muchas formas, tiene razón. La verdad es que, desde cierta óptica, hay mucha comodidad en hojear páginas en que alguien ha creado un universo que es un enigma para ser descifrado. Es cosa de tener la disponibilidad de adentrarse en éste y empezar la arqueología. El problema radica en que el mundo de hoy ya no da las oportunidades necesarias para este ritual semi-sagrado, ya no hay garantía de silencio en ningún rincón ni el derecho fisiológico de la concentración.

Vivo rodeado de libros y arañas y ninguno de ellos me da paz. Las arañas por la amenaza constante de una cita al hospital y los libros por esa posibilidad abierta frente a tí que nunca puede concretarse por tener otras cosas (entre ellas, fotocopias, esos hermanos bastardos de la necesidad y gólems útiles del libro) que llenan el espacio y la bóveda acústica.

Sin embargo, mientras se pueda, seguiré alimentando mi pobreza con esta obsesión. Y es que, la verdad, los libros me buscan a mí con mucho más ahinco del que yo los busco a ellos (por qué no ellas?). Tal vez algún día se me pase así como se me pase la curiosidad por encontrarme con tanto pasaje que me ha dado felicidad. Tal vez en la tumba.