Cuando el cuerpo no te acompaña...
Recuerdo cuando ví Drácula que una de las cosas que me gustó era la constante batalla que el siniestro personaje tenía con su propia sombra. Era una pugna que entendía perfectamente porque vivo peleando conmigo mismo. Con partes de mí... Y una de las partes de mi ser que más magullada sale de tales encuentros es mi cuerpo. Cada vez que necesito que mi cuerpo responda 100% a las demandas que hago, siempre hay un momento en que falla. Sin ir más lejos, este fin de semana quería hacer algo entretebnido, pero tuve que quedarme en casa cuidando un bendito resfriado. Cada vez admiro más a Job que, cada vez que tenía una nueva enfermedad, alababa a Dios. Hay veces que el entonar un cántico de adoración se hace complicado para una garganta purulenta.
1 Comments:
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